1 de noviembre de 2009


Como un árbol jóven, que crece y se hace cada día más fuerte. Y al ser jóven es flexible y soporta más fácilmente a esos fuertes vientos, a las inclemencias del tiempo que a pesar de todo no logran arrancarlo de raíz. Le pueden sacar algunas ramas, o muchas, pero con dedicación vuelven a crecer. Florece, florece. Pero siempre llega el otoño, que le saca un poco el color tan lindo que tenía, y un frío terrible difícil de superar; pero hay que saber que eso siempre termina y empieza la primavera para volver a florecer. Más colorido aun.

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